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DE LA ANATOMOPOLÍTICA DEL CUERPO

HUMANO A LA BIOPOLÍTICA

DE LA POBLACIÓN

A 32 años de su muerte, Michel Foucault, filósofo francés, sigue incomodando a propios y extraños por sus propuestas filosóficas que parecían a la vista de sus detractores muy peligrosas, arriesgadas, sin sustento científico, dirían algunos.

Desde nuestro punto de vista, y con la inquietud de despertar  el interés de nuestros lectores no conocedores de esta obra filosófica, descargaremos estos breves comentarios de las correspondientes citas textuales y notas a pie de página, esperando no demeritar la rigurosidad que exige este filósofo tan complejo y nos limitaremos a una exposición amena de algunas de sus ideas que posibiliten el acercamiento e interés por leer la vasta obra de Michel Foucault .

 

 

¿ Qué debemos entender por Anatomopolítica?. Bueno, para empezar, la Anatomopolítica es el control del cuerpo, nuestro filósofo en cuestión consideró que el ser humano, en otros tiempos, fue objeto de lo que llamaremos suplicios (pena corporal, dolorosa, más o menos atroz) que buscaba restituir al soberano (rey, ahora diríamos, profesor, padre, patrón, Estado, etc.) la autoridad perdida a causa de la trangresión, quebrantamiento de la ley por parte del condenado y su castigo era maltratar, mutilar su cuerpo. Así pagaba su crimen.

Poco a poco implementaron nuevas formas de castigo para el delincuente, para el transgresor de la ley e introdujeron la confesión; sí, a través del confesionario (práctica religiosa en el catolicismo) obtenían información del delincuente, pretendían regenerarlo y el castigo era más humanitario, pensaban ellos. Se trataba de controlar la voluntad de los individuos, ya no sólo su cuerpo, y en esto, la psicología tiene mucho qué decir y qué ocultar.

 

Pero como todo esto no fue suficiente, apareció el invitado no esperado, la prisión, que no estaba contemplada en los planes de los reformadores humanistas del siglo XVIII. Esta, combinaba el control del cuerpo y la voluntad, y el castigo, no era para los que estaban encerrados en las cárceles, sino para las personas que están libres y se den cuenta lo que les puede pasar si no cumplen las leyes. Ahora bien, si nos aventuramos a establecer relaciones de todo esto con el presente, nos podremos dar cuenta que los hospitales, escuelas, fábricas, hogares y ejército, tienen la misma finalidad, controlar el cuerpo y la voluntad delos seres humanos. 

 

 

 

También surgió una gran cantidad de literatura policíaca que se refería a estos temas. Y si proyectamos todavía más estos comentarios, podremos ver que el sistema de justicia y su correspondiente racionalidad se han refinado en sus prácticas punitivas y han terminado por economizar en todos los aspectos. Por ejemplo, con el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio en México, de lo que se trata es que los delincuentes salgan más rápido, que lleven su proceso libres porque sale caro mantener un penal y darles de comer a los presos, además, las prisiones ya están al límite.

El objetivo del estado moderno, racional, controlador de los cuerpos y voluntades, aunque no todo está perdido ni podemos ser tan pesimistas, claro está, es combinar la vida con la política, jugar con la vida, sacarle jugo, que no le quede nada al ser humano. No son gratuitas las reformas de salud en nuestro país, el seguro popular, las jubilaciones, pensiones, las reformas estructurales en México, son un claro ejemplo de esto.

En base a lo anterior, la pregunta obligada es, ¿ en verdad se regenera un delincuente que ha estado en prisión por poco o muchos años ?, ¿ pueden ser reintegrados a la sociedad ?. 

De ahí la importancia de luchar contra el biopoder (poder sobre la vida) que nos divide en normales y patológicos, en otras palabras, los normales son los productivos, los racionales, los que obedecen; los patológicos, son los enfermos, los que no obedecen,  los irracionales; los improductivos  se deben normalizar. El Estado se hizo cargo de administrar la vida. Por ejemplo, los matrimonios del mismo sexo, el cambio de identidad para la racionalización estatal, son anormales y deben normalizarse.

 

 

 

Decía Foucault, siglos atrás la persona que entraba a un hospital es seguro que se moría; ahora, si un obrero se enferma, el patrón lo manda al hospital para que lo curen porque sale más barato reintegrarlo al trabajo que contratar un nuevo trabajador. 

POR RAÚL CONTRERAS

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